Lo Bueno y Lo Malo de La Resiliencia.


La resiliencia es la capacidad de una persona para adaptarse, superar y recuperarse frente a situaciones adversas, traumas, estrés o desafíos. Es una cualidad que no significa simplemente "aguantar" o evitar el sufrimiento, sino aprender y crecer a partir de las dificultades. Es clave en la psicología positiva, ya que nos ayuda a enfrentar problemas sin perder el equilibrio emocional o mental, permitiendo salir más fuertes de experiencias difíciles.

Importancia de la resiliencia:

  1. Manejo del estrés: Las personas resilientes tienden a manejar mejor el estrés, ya que encuentran formas más saludables de enfrentarse a las dificultades. Desarrollan habilidades para regular sus emociones y no verse abrumadas.

  2. Crecimiento personal: A menudo, las personas que superan adversidades desarrollan una mayor comprensión de sí mismas, se vuelven más empáticas y adquieren una perspectiva más amplia sobre la vida. Esto les permite crecer emocional y psicológicamente.

  3. Protección ante la depresión y la ansiedad: La resiliencia puede actuar como un amortiguador contra problemas de salud mental, como la depresión o la ansiedad. Aunque la adversidad puede desencadenar estos problemas, quienes son resilientes tienen mayores herramientas para afrontarlos y prevenir que empeoren.

  4. Adaptabilidad: En un mundo que cambia rápidamente, la resiliencia ayuda a las personas a adaptarse a nuevas circunstancias, lo que es esencial en tiempos de crisis, cambios económicos o personales.

Lo "malo" de la resiliencia:

A pesar de que la resiliencia tiene numerosos beneficios, hay algunas críticas o aspectos negativos que vale la pena señalar:

  1. Idealización de la resiliencia: A veces, se sobrevalora la idea de "ser fuerte" o "superarlo todo", lo que puede llevar a que las personas se sientan presionadas a ser resilientes todo el tiempo. Esto puede minimizar el sufrimiento legítimo y crear una expectativa poco realista de que siempre deben mantenerse firmes sin mostrar vulnerabilidad.

  2. Ignorar la necesidad de apoyo externo: El énfasis en la resiliencia puede hacer que se pase por alto la importancia del apoyo social, terapéutico o médico. A veces, las personas necesitan más que su propia fuerza interior para superar una situación y podrían requerir ayuda profesional.

  3. Fatiga de resiliencia: Estar constantemente en situaciones que requieren resiliencia puede desgastar a una persona, lo que se conoce como fatiga de resiliencia. Cuando las personas enfrentan demasiadas adversidades sin descanso, la capacidad de resiliencia puede agotarse, lo que lleva al agotamiento emocional o al colapso.

La resiliencia es crucial para la salud emocional y mental, pero es importante equilibrarla con el reconocimiento de las limitaciones personales y la necesidad de apoyo externo. No siempre es suficiente "ser fuerte"; a veces, es necesario pedir ayuda y tomarse el tiempo para sanar.

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